
Al principio fue el poeta de octavilla, el de enciclopedia y el de trinchera. Después llego el poeta de sillón y premio, que desvirtúa la poesía, hoy es el poeta de Blog y Word. Y de nuevo el poeta vuelve a la octavilla, la enciclopedia y la trinchera.
Columnistas de palacio y periodistas de cámara, poetas de Mcdonals y arzobispos de la letra, cuchilleros del mar, dialécticos del maletín y el ladrillo, feriantes de la política y la butaca, escritores de aplauso, vendedores de la palabra, altares de la bolsa y el dividendo. No sois parte de mi pluma, porque ella, solo es, para los amantes de la lírica que no se negocia y de esos poemas que ocupan las estanterías del corazón.