
La poesía es un socialismo de letras, el poeta un cátaro de la pluma. La poesía sirviente es una mercancía para un estante, el poema una plusvalía de la editorial, esa losa que esclaviza el decir, en lo impreso. La poesía es una tertulia, en el que participa el entorno, con nuestro interior, en donde escribir es el lenguaje, que nos comunica con lo existente.
Actualmente la poesía esta desterrada de lo social y fijada en ámbito del comercio, los poetas mediáticos son vivientes del estado, o plantilla de las corporaciones económicas, no son sofistas de versos, que usan la palabra para llenar de vivir, el corazón ajeno.
El amor, si se institucionaliza, si pasa del pacto de corazones, al acuerdo jurídico, con el estado o un ente metafísico como juez. Deja de ser amor y se articula en la ley y el mercado. El amor, adapta un corazón con otro y solo dispone de un idioma común, sin arbitraje exterior, el de compartir sensaciones a dos en uno.
La vida, es una aventura de la materia, como la poesía es un experimento de la palabra y el amor una chispa del encontronazo de dos corazones, que prende y se extiende al cuerpo. Juntemos vida, amor y poesía y hagamos una comuna, en donde besar sea el único mandamiento, el querer la monoteísta religión y el verso el dialecto oficial.