El alba era,
un fogonazo azul,
incendiado en una fogata de Jazmín.
Una arboleda de luz,
que ardía en acantilados de soles.
Una Tea de arco iris
despedazándose en lluvia.
O quizás solo fue, una fuga
de un verso suelto de sol,
soñado desde un rascacielos
de nieve clara,
desde las montañas de tu corazón.
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