Te acuerdas
al alba del autobús
reflejaba los últimos besos
de una noche de hielo,
había mujeres de rimel marcado,
de piropo fácil,
de medias destejidas,
rubias artificiales de tacón y minifalda subida
y la copa rápida,
el Té (dos terrones de azúcar).
Se detenían en la columna
de madrugada de Paco Umbral.
Vi tus ojos hundidos,
tus labios retocados de café,
de bizcocho.
Alzaste tu mirada de algodón azul,
y como reo que espera a ser ejecutado con el sol
descerrajaste en mí
un disparo débil de parpadeo marrón
y desapareciste enterrada en la multitud,
la mañana se abandonó a sí misma
y tus ojos quietos,
seguirían buscando a Humphrey Bogart en Casablanca.
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