domingo, 18 de abril de 2010

Tus ojitos de colegio Juan XXIII de Alcobendas



Un estuche de lapiceros que ponen muchas faltas de ortografía, un sol estirado en la ventana y en los alambres de las nubes a pinza de abril colgaba la primavera. Una clase de bocas de Donuts y olor a niñez. Reza la tarde en el cristal y en el Parque Picasso, los hoyos y la arena aguardan canicas, la comba y el juego de pelota.
Presos los arboles de una fácil brisa y por las rendijas se cuela la calle en el aula. La literatura de Platero y yo en libro Anaya, se pasea por pupitres y en tus dos ojitos de segundo de EGB, llenos de cerezas jóvenes, nata y mucho parque. Y más que al burro blanco de un premio Nobel de pluma, mi pensamiento atiende a las riveras de tus pupilas de casi cuna y a tu coleta que prende en tu mano. Cierra a Juan Ramón Jiménez la Señorita Elisa, que ya solo el cielo y las plazas me esperan, después del ring de las cinco menos diez.

miércoles, 14 de abril de 2010

Solamente 14 de Abril

Joaquín ponte el traje de domingo obrero y amarra en los ojos la Puerta del Sol y jura en tu mano, que esa bandera volada de rojo, de amarillo primavera, morada y comunera, en tus dedos leales, Madrid, es republicana de Abril.
Pablo, tu azada que encuentra el surco y tu puño que enreda trigo, hoy 14 de calendario, se juntan, en una vela de tres colores, cuyo barco rema de democracia a voto de pueblo llano.

Sebastián, te escucho en las cunetas pasadas de barbecho, en los cementerios perdidos de la memoria. Te veo en las paredes marcadas de bala y en los silencios de la historia de España.
Y aquel 14, es lo único que te mantiene vivo, en mi hoy de Abril.

A Joaquín Andradas, sargento del Ejército Popular de la República, en el frente de la casa Campo y en los picos de la sierra de Madrid.
A Pablo De Diego, Cabo primero del EPR de su 206 Brigada Mixta y concejal del Frente Popular.
A Sebastián De Diego, soldado del EPR y desaparecido de dictadura.

Ellos siguen luchando en mi mano escrita.

domingo, 4 de abril de 2010

Palabras sin rima, verso, métrica ni estructura de poema



Que el aire se asfixie entre mi boca y la tuya, asaltare estrecho de Bósforo con mi mano de Alejandro Magno y conquistare tu mejilla del color de Persia. Me tomo tus besos, como Julio Cesar la Galia, pongo pontón de lengua y legión de pilum en el borde de tus labios. En tu pecho pondré camino a la sangre que bombea brava tu corazón, que sea marea en mis venas.

En la mañana, laurel y espada dejare descansado en tu piel y pondré rosas quietas de mañana en tu vientre, me rindo a ti de batalla ganada, fuiste caballo de Troya en mi ojos.