lunes, 8 de diciembre de 2008

Alcobendas


Alcobendas, no tiene literatura acuerdas, ni poetas de Ginebra, ni Cibeles con túnicas de miliciana, ni principios, ni despedidas. Desde sus parques se difuminan los luceros de Madrid, el cielo finaliza en una Terminal de Barajas y los arroyos desbordan a la lluvia de cemento. Alcobendas esta tendida entre el Jarama y Castilla, por ella pasea la historia de paso, duermen en alcobas reyezuelos sin corona y comuneros sin Rey, sacan a la virgen con camisa azul para buscar el imperio hacia Dios, hostiga de cebada al Francés y prende al caminante con su cielo hundido de nubes. En Alcobendas se besa furtivamente, se escinden ciudades y desde sus plazas los edictos suenan a Absolutismo.
Alcobendas se sepulta de encina y se desentierra de urbanización, Alcobendas se exilia en Madrid y veranea en la estación de Atocha, rebuscando alguna vía que encuentre el Mediterráneo. Cada Madrugada, se apaga de luz y se enciende de día, se llena de oficinas, huele a café de maquina, sabe a pintalabios. Si algún día estas en Alcobendas me encontraras amaneciendo entre letras.

2 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Eduardo, me has dejado sin palabras... Nada más queda por decir cuando tú lo has dicho tan bien.Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola Edu, maestro...bien escrito es poco, es arrollador. Sigue así, despertándote entre letras, soñando con consonancias, enredado entre las sílabas y enardecido por las frases.

Saludos,

Lidia