sábado, 3 de enero de 2009

A Pablo, mi abuelo.


Pablo, nació, casi como el siglo XX, sin que nadie lo esperase. Pablo era un hombre de agua, de rió, del Jarama, del signo de la espiga, de donde se junta el trigal con el arcó iris, del barro y la lámpara de aceite. Pablo fue a la escuela, hasta los siete años, tenia como electricidad las estrellas, para garabatear palabras en una cuartilla sucia.
A su tío Emilio, le vistieron con un traje blanco de Nailon, un fusil máuser y un billete de guerra a Cuba, a combatir entre la caña y el fusil de los rebeldes de la manigua. Pablo contaba que siempre estaba cantando, entre el arado y la tierra destripada, como aquellos compañeros, que desembarcaron en Barcelona, en un barco impregnado en vapor, llenos de remilgos en el uniforme, con pies de malaria y abandonados por la Corona, pero no por la música y la alegría del regreso. Pablo vendía, con una carreta, los productos de la Vega, de las entrañas y las venas del campo. Se sentaba debajo de las higueras a dibujar, las mismas higueras que le daban sombra, el mismo rió, que se juntaba a su piel y en donde dejaba el alma nadando. A Pablo, como aun hijo de su siglo, le llamaron a filas, con un petate de piojos y un destino al Larache, protectorado en Maruecos, de una corona de truhanes, que mandaba a sus súbditos a morir, por un risco o un monte construido de piedras. Pablo, se perdía por los zocos, por la Grifa y el vino , la vida cuartelera y los paqueos de los moros. Y en ello, el Rey, como quizás todos los reyes suelen hacer, cuando agotan el trono, cuando saquean su Reino, partió al exilio, con maleta y sin corona.
Pablo volvió a su aldea, cercada de cereal, de chopos en vísperas de la cosecha.
Pablo, detecto amor, en su corazón y se esposo, como hacen los amantes antes de pasar por el altar, con la noche, como testigo mudo, la luna y los pajares. En Febrero de 1936, Pablo, salio elegido, concejal, sin sueldo, concejal del pueblo.Y en ello, llegaron sones de cuartel, de sotanas y el Frente de Gredos, el hielo portado en los huesos, las balas segando trincheras y desde aquellas posiciones regadas de obuses, ha Teruel, sepultado de nieve y de allí a la sierra del Espadan, a contener el empuje de los ejércitos mutilados de libertad, los peñicos, las ráfagas de mortero y cae herido, por no dejar un palmo de la Republica en manos del yugo enemigo. Valencia, el Mediterráneo, con sonrisa de sol, la brisa de sal, el cielo cargado de bombas, el hospital. Pablo deja la cama, las vendas y se marcha a la batalla, a los puertos de Castuera y el Calabazar, a cerrar brechas, a bayoneta. Asoman nuevos golpistas, Cartagena, 206 Brigada Mixta, Pablo, cree que su vida, quedara tumbada a la entrada del arsenal de la ciudad marinera, que la muerte esta tocando a la puerta de sus pupilas.
Cartagena sigue leal, es de Negrin. Marzo, cae, se desliza a paso de reja y de cerrojo.
Un día, uno de esos que jamás vio la línea de la batalla, que no conoció el olor de la pólvora, dice que todo acabado, que cada uno a su hogar, pero para ellos, soldados de un estado desaparecido, de un pueblo preso, su hogar será el presidio, las cunetas y las tapias acribilladas de desesperanza. Por los caminos de esa Castilla hecha de olivos y encinas, llega a su pueblo, escondido, ahora es un fugado de la nueva España. Camisas azules, vienen a buscarle, Ocaña, Alcalá de Henares, la soledad del preso, del condenado y la libertad cautiva, después de cinco años, su pueblo, es una sacristía de luto, de silencio, de derrota. Pablo ahora solo tiene el campo, como sin fin libre, las ovejas, la huerta y las llanuras que deja el surco, es un reo en la calle. Pasó el siglo, su siglo y pensó que uno muere con su siglo y un día de Enero del 2003, paro su corazón, lo paro de invierno, algo alejado, de la luz del sol, del jarama y del trigo verde de Abril, que le vio nacer, en donde aprendió amar y donde un día decidió luchar. En su entierro se coló la libertad.

7 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Ay edu, tu abuelo estuvo en ls mismas cárceles que el mío: alcalá de Henares, Ocaña...Cuánto dolor, cuánta derrota. Pero nos queda su legado su dignidad, su lealtad hasta el final. Su semilla plantada en tierra baldía. Somos los nietos de una generación diezmada, masacrada per que vivirá por siempre en nuestro recuerdo y en el de los que sigan viniendo. Por ellos, siempre ¡Salud!

Llanos dijo...

Es precioso eso que escribes acerca de tu abuelo, quizá es una historia común de aquel siglo, pero con tus palabras logras hacer ver que no fue una historia común, que al igual que cada uno tiene su pequeña historia digna de ser contada, la de tu abuelo también la fue y tú has decidido rendirle un pequeño homenja, y olé que homenaje

Un beso

Edu dijo...

Vaya ese destierro exiliado, que decia Cernuda, se juntaba en los mismos presidios, en los mismos penales. Marisa la memoria se puede manipular, pero jamas enterrar y ella es el legado de una generacion que creyo en la Libertad.
Gracias amiga por tus palabras, esa foto que luces de un miliciano besando a su despedida compañera, es la España peregrina que mas alla del oceano o de los pirineos, o en el interior de la meseta castellana, debemos no olvidar.
Un Beso para vosotras dos.
Salud.

Marina Casado dijo...

Tu abuelo fue el ejemplo de una España masacrada y humillada a la que nadie buscó hasta que fue demasiado tarde, cumpliéndose la fatal sentencia de Cernuda cuando se refería a España: "Un día, tu ya libre de la mentira de ellos, me buscarás. Entonces, ¿qué ha de decir un muerto?"

Pero como dijo Alberti, "La libertad no la tienen los que no tienen su sed". Y personas como tu abuelo son las que contribuyeron a que hoy seamos más libres.

Un saludo.

Edu dijo...

Hola Marina, los muertos hablan, siguen en las cunetas, en los cementerios, en los libros y viven en todos y cada uno de nuestros recuerdos y como aquella cancion de Pablo Milanes, pisaremos las calles nuevamente y ellos estaran con nosotros, en nuestra memoria.
Un Saludo de Besos.

Sabina Pera dijo...

En estos dias, en los que parece que revives, aun mas intensamente, si cabe, el recuerdo de una vida, de una historia, de un abuelo...te envio un abrazo a traves de las estrellas para que te acompañen en la melancolia de la añoranza por alguien importante que aunque sé, que sabes que está, no puedes ver ni tocar.

Edu dijo...

Gracias por ese Abrazo, Sabina.
Saludos.